Hay un dicho que dice: ningún padre desea ver a su hijo con buen comienzo. Pero esto es porque aprendemos más de nuestros propios errores. El que no tiene necesidad de corregirse no aprenderá a rectificar, ni se arrepentirá de los errores, y vera a los demás culpables y él siempre justificado.
¿Cómo entonces aprenderá el necesario valor de arrepentirse y rectificar? Vivirá confiado por sus errores compartidos; donde hay mucha más posible equivocación y falta de coordinación.
La autocrítica va unida al arrepentimiento; sin autocrítica ni arrepentimiento pondrán de manifiesto la necedad y vanidad que genera desconfianza.
En el que si se arrepiente, deja ver qué quiere enmendar su error. Que ha aprendido la lección de su equivocación. Deseando rectificar y ser corregido. Este apreciara la autocrítica.
Quien solamente critica a los demás pone de manifiesto su envidia y su egoísmo. Porque los verdaderos servicios públicos son labores que se deben agradecer apoyar y mejorar. Para procurar extender las mejoras a todos.
Todos los que sé auto censuran, se arrepienten y rectifican, alcanzaran la credibilidad y la confianza de los que le delegaron. Quien desconfía de sí mismo se previene asegurando todos los cabos. Y en cada paso de su proceder hace pruebas. Porque es más ventajoso prevenir que curar ¡Y Así su trabajo se alargara eficazmente por tiempo indefinido!
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