jueves, 10 de diciembre de 2009

TORRE DE BABEL

TORRE DE BABEL REVERSIBLE

Babel fue destruida porque no se ajustaba al propósito de Dios y en su voluntad, les retiró su apoyo para que no pudieran establecer la unidad común; el hombre terminó por no entenderse y se disolvieron, y desde entonces este es el gran error del hombre, para con el hombre.

Hoy el mundo está lleno de superpoblación en lugares específicos, inhóspito donde existe más pobreza y más personas nacen. Pero la sociedad más rica se resguarda solapadamente en un mundo inaccesible y encumbrado fuera de la naturaleza.

Y esta cada vez la defendemos menos, por no considerarla un patrimonio de todos, sino un lugar para privilegiados.

Vivimos con escasos descendientes capacitados, criados en una sociedad egocéntrica, ocupando los huecos sociales de esta sociedad encumbrada. Personas que menosprecian valores y principios necesarios, para construir torres vanas que como en la Torre de Babel no son útiles ni a Dios ni a las personas, porque sólo representan el orgullo del mundo.

Por esto, de que sirve, que me convenzan o me compren para edificar una torre inútil y estéril, para el ser humano.

Cuando despierte y me vea viviendo en ella, la dejaré y aconsejaré a no despreciar la vida sin una familia. La única y verdadera base de institución social. En su evolución como Familia, tribu, pueblo y nación.

Yo viviré intentando mantener el patrimonio unido y compartido de la comunidad familiar.

¿De qué sirven las cosas, si no las sostienen las personas?. Porque las torres se destruirán. Entonces: En vez de torres edifiquémonos a las personas.

Dios construyó un mundo perfecto y hermoso y lo delegó a las personas.

Y perdemos el valor y la dignidad a medida que la degeneración y la avaricia del mundo nos deshumaniza.

Ahora tenemos que aprender por las malas a recuperar los valores verdaderos, para que seamos capaces de convivir, compartir y transmitirlos a nuestros descendientes. Juntos con todas las personas que nacen en el mundo. Para que protejan sus lugares, y no queden en manos de poderosos desaprensivos.

Quedándose estos fuera de alcance de vista, de la policía mundial. Porque son informales de los derechos humanos y de las libertades.

Pero si los malos ofrecen más que los buenos. ¿El bueno de qué clase es?.

Invirtamos en las personas y éstas cuidarán la tierra hasta recuperarse el paraíso.

Quitemos todas las armas del poder, para que no las aprovechen y hagan mal uso; los que para conseguir un capricho de vivir un día en la luna, arruinan a una nación por generaciones completas.

Hagamos lugares estables y liberados donde se alcance el progreso, y luego se pueda llevar como salud a las naciones pobres.

Busquemos la flexibilidad y el patrimonio común y capacitemos a otros profesionales para el orden social, que tengan la devoción como prioridad en los lugares más necesitados. Haciéndoles partícipes de su propio patrimonio.

No pongamos armas de poder al alcance de personas que lo único que les interesa es su propio egoísmo y avaricia. Para acumular lo que ellos mismos desprecian y aborrecen después, cuando les es una carga corrupta que les corrompe todo su entorno. Empezando por sus propias familias.

¡No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita!

El hombre profesional se ve por su obra. Y si el hombre genera unidad, cultura, estabilidad, libertad y conduce hacia el progreso. Este hombre es un verdadero profesional de la vida para la que fue creado.

Y en el extranjero con autosuficiente manutención, vivirá siendo útil en su entorno procurando el bienestar a todos los que se aconsejen de él.

Pero el hombre que acumula como niño que ambiciona todos los caprichos y luego no los comparte, ni jamás aprende a jugar con ninguno de los otros niños, se deshumanizara quedando solo y aislado.

Nuestra torre es el Mundo y nuestro entendimiento es nuestra libertad, y la unidad es nuestra base y fuerza en común. Que con el tiempo la compartimos amasando una buena sociedad, una obra que nos permita en todos los lugares de la tierra poder vivir en paz y protegidos, con la mayor y más útil de todas las labores. Servir en nuestro mundo a nuestros semejantes.

Y al igual que Dios delegó en nosotros, y nos proporcionó el poder para llegar a ser en Él. Deleguemos en nuestros semejantes, proveyéndoles las cosas de utilidad.

Para que con nosotros y con Dios, cumplan la voluntad de su torre.

Como Él desde un principio quiso que llegásemos a ser; y para que seamos dignos y virtuosos, de las grandes riquezas terrenales Celestiales y eternas de nuestro Padre Espiritual.

Si queremos reflejar bien su imagen y semejanza, siendo dignos de poblar y cuidar de la tierra su propia creación, con todo respeto y agradecimiento que Dios se merece.

¡Que el deseo de Dios Padre y su voluntad, este con todos!

Qué así sea, AMEN!

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