viernes, 11 de diciembre de 2009

IGLESIAS

Las iglesias son como los escardadores del huerto. Cuando el injerto crece, se le va quitando todas las varas bordes. Después de las escardas se hacen los árboles más accesible y aprovechables o se dejan hacer inaccesibles e inútiles.

Juan 15:1-8. La vid verdadera.

1 "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.

2 Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía.

3 Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado.

4 Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.

5 "Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.

6 El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman.

7 Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, lo que quieran pedir se les concederá.

8 Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.

La fe no se hereda ni se vende ni se compra, porque no tiene dueño. ¿De que manera se pueden trasmitir los valores, principios y la fe, si no es a través del orden y la sujeción en la institución familiar? Padres pasivos como les podréis demostrar a vuestros hijos el provecho de lo que vosotros jamás habéis practicado. Y más ahora que ya son incrédulos.

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